Sísifo, un argentino adelantado a su época

Condenado eternamente a subir una piedra montaña arriba una y otra vez sin que la tarea tenga fin. Sísifo representa de esta forma a una parte de nuestra humanidad, persiguiendo cosas que nunca vamos a poder alcanzar. El mito griego de Sísifo es uno no sólo de los más conocidos, sino que también uno de los más antiguos. Justamente por ser muy antiguo es que se presenta en tantas formas distintas, haciéndolo difícil de rastrear.

En la mitología, según Homero, Sísifo era el “más astuto de los hombres”. Otro lo calificó “fértil en recursos”. Nosotros podríamos decir entonces, que era un avispado, se sabía todos los cuentos del tío, maestro de la viveza criolla, representante en Grecia de nuestra argentinidad miles de años antes de Argentina. Para darles una idea de la capacidad de chamuyo de este griego argentinizado, se levantó a la que luego sería la madre se su hijo justo el día antes de que ella se casara con otro tipo, Laertes, quien terminó criando un hijo ajeno. Parece ser que después de eso, empezó a agrandarse y engañar a casi todos los que se cruzaba, hombres, mujeres, y dioses. Pero obvio, estos últimos no se la iban a dejar pasar así como así y se la cobraron.

En La Odisea, Ulises mismo cuenta a otro tipo que lo vio durante su visita al mundo de los muertos: “advertí luego a Sísifo, presa de recias torturas. Iba a fuerza de brazos moviendo un peñón monstruoso y, apoyándose en manos y pies, empujaba su carga hasta el pico de un monte; mas luego, llegado ya a punto de dejarla en la cumbre, la echaba hacia atrás su gran peso; dando vueltas la impúdica piedra, llegaba hasta el llano y él tornaba a empujarla con todas sus fuerzas. Caía el sudor de sus miembros y el polvo envolvía su cabeza”.

Ese era el castigo que tuvo, pero durante un tiempo fue la única parte conocida. Para ver cuál había sido la causa aparecieron varias explicaciones. Apolodoro tira la primera: “el río Asopo, hijo de océano y Tetis tuvo veinte hijas, a una de las cuales, Egina, la raptó Zeus. Buscándola es que Asopo llegó a Corinto y se enteró por Sísifo que era Zeus el que la había raptado”. Como contaba Fabio en este post, Zeus o el Júpiter de los romanos tenía por costumbre secuestrar, robar, violar y embarazar a cuanta mina se le cruzaba; pero igual no cierra del todo que el tipo más astuto de la historia haya tenido semejante castigo por ser un simple botonazo.

Precaución: Sísifo trabajando

Otra explicación, mucho más original y novelera, cuenta que cuando Zeus se entera de quién lo mandó al frente le mandó a la muerte (Tánato) para que se encargue de él. Pero Sísifo se las arregló para encadenar a este “ángel de la muerte” (en realidad era un genio alado), por lo que no se murió. La cosa es que al estar la muerte encadenada, de paso no se moría nadie más. Entonces Zeus para arreglar el quilombo que causó hizo un trato para que Sísifo la libere, pero al hacerlo Tánato se vengó y lo boleteó. Pero la historieta no termina, porque una vez muerto y por medio de otro chamuyo, Sísifo convenció a Hades -el dios de los infiernos- que le de permiso para ir un ratito a la tierra a finalizar unos “asuntos de familia”. Así que con esta excusa de haber ido un toque a visitar a una tía enferma Sísifo se las tomó sin intención de volver nunca. Bueno, pero igual tuvo que volver, pero recién cuando se murió de viejo. Muerto por segunda vez, y para entretenerlo y sacarle las ganas de escaparse de nuevo, Hades lo mandó a que se encargue de subir esa piedra, tal como lo vio Ulises.

Ahora para algunos esta historia es un reflejo del deseo de engañar a la muerte, para otros es un reflejo de la vida, intentando alcanzar objetivos imposibles. Pero algunos otros lo ven como algo más. No se trata de un hombre que tiene que subir una y otra vez una piedra hasta la punta de una montaña sin que se acabe nunca, se trata de que ese tipo es consciente de que es una tarea sin fin. Si no tuviera esa conciencia, si a cada paso tuviera la esperanza de que es el último y termina, el tipo no tendría castigo. Pero una vez más, al igual que tantos argentinos que vinieron miles de años después, también pagando el precio de su viveza, Sísifo encarna la lucha del laburante -el esfuerzo diario repetitivo que es vivir- y saber que no se puede bajar los brazos, e intentar una y otra vez. Cada vez que se llega a la cima, por más que haya que volver a empezar, es una victoria, un descanso al descender ganado con mucho esfuerzo.

No sería erróneo imaginar que Sísifo siga ahí abajo empujando, y si le encontró el sentido a su esfuerzo aparentemente inútil, podría llegar incluso a ser feliz.

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Una respuesta a Sísifo, un argentino adelantado a su época

  1. Martin dijo:

    Muy buen blog juampi! espero siga creciendo.. un abrazo!!

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